TGG: Intrusas en el club privado

True Gamer Girls lleva diez días en circulación, pero siguen llegándonos locuras constantes a las bandejas de entrada y a las barras de notificaciones. Decidme una cosa, compañeras de sector que no habéis entendido nada: ¿habéis aprovechado el tirón de que hayamos abierto la posibilidad de un debate sano y necesario para conseguir más visitas en el canal de turno o es que vivís en un mundo paralelo de gominola y diamantes? Mejor aún: ¿cómo es posible que no hayáis entendido nada? Os lo voy a explicar yo, la que se depila con una GameBoy.

El proyecto de mi amiga y compañera Isi Cano llegó a mis oídos el pasado 15 de mayo, después de que ella le diera vueltas a la denigrante Gamer Girls. Este detonante, magnificado por las historias que giran en torno a Zoe Quinn o Jenn Frank, hizo que unas cuantas conocidas y amigas nos echáramos unas fotos aparentemente inocentes que, evidentemente, se han tergiversado a favor de la masa cateta y el pánico que surge de cualquier invasión a la estabilidad machista. Machista, tronquis: una palabra que no muerde, que muchas usaremos sin descanso hasta que algo cambie y que no nos avergüenza explotar. Si hablamos tanto de ello, no será por victimismo (podría dar aquí una lista de circunstancias que se han dado en mi vida personal y profesional, como cualquiera de nosotras, pero prefiero contaros que me estoy comiendo un yogur), ni por llamar la atención, ni por exigir un trato de favor, sino porque es un día a día duro que a veces te deja por los suelos. Y la igualdad es otra cosa. 

Imagen cedida por Mara López, comedora profesional de cables.

Mientras poníamos en marcha la publicación, teníamos claro que el sector cómodo, el confortable, el de no querer cambiar las cosas, saltaría con uñas y dientes esperando echar por tierra el trabajo de estas chicas. Nada más lejos de la realidad, mi mensaje para vosotras es muy sencillo de entender: nos dan especial pena las críticas destructivas y con mala sangre procedentes de mujeres, al igual que es especialmente desquiciante pensar en cómo una mujer puede estar a favor de la Ley del Aborto de Gallardón, pero vuestros dardos con veneno solo evidencian la necesidad de acciones. Es triste que os hayáis acomodado en una situación que vulnera vuestros derechos y no queráis cambiarla, y esa es la diferencia entre vosotras y nosotras (todas, no solo las once en plantilla): nos atrevemos, necesitamos y pedimos el cambio. No podemos parar, como dijo una sabia. ¿Que no habéis sufrido acosos, objetificación o un trato desigual (ya sea positivo o negativo) por el simple hecho de ser mujeres? Enhorabuena: pertenecéis a un porcentaje nimio de la sociedad. ¿Que preferís ignorarlo? Vosotras sois las peores, frenáis el avance haciéndole creer a la gente que no pasa nada. No os engañéis: pasa y tiene que modificarse, aunque para vosotros/as sea más cómodo no subiros al barco.

Si no necesitáis el feminismo, es que estáis a favor del machismo o sexismo y sus dolorosas acciones. Si no habéis sufrido en vuestras carnes las miradas de desprecio o los insultos cavernícolas, deberíais dar la mano a aquellas que sí los han padecido. No lancéis piedras. Si no habéis entendido la iniciativa, volved a echarle un vistazo a esta revista. ¿Os gusta, os representa, os sentís cómodas con ella? Este sector no es el único que sufre estos problemas, pero es el que nos toca más de cerca, y hemos querido denunciarlo de la forma que más impacto generaría: descojonándonos de la imagen absurda y distorsionada de la mujer como jugadora.

Evidentemente, ni yo me depilo con una consola (no lo prueben en sus casas), ni Mara come cables de mando, ni Isi los utiliza como hilo dental. Creo. Y ese "True" de la publicación no pretende excluir a ninguna jugadora, sino retratar con humor una crítica hacia algo denigrante, y ese añadido hace referencia a lo mundano de jugar: el jugar como a cada uno le salga de los cojones sin convertirlo en algo erótico como reclamo. Personas que viven en este mundo, os presento el concepto de sátira; concepto de sátira, estas son las personas.

"Que una chica juegue no es un rasgo distintivo", nos cuentan por aquí habiendo entendido toda la vaina de miedo, pero respirar es un rasgo definitorio de los seres vivos, al igual que consumir cultura, tener una determinada profesión y contar con unos derechos legítimos lo son de los seres humanos. No os indignéis, pasad de todo y seguid molando un montón porque os la sople lo que pasa a vuestro alrededor, pero no os creáis mejores que nadie. Lo que yo espero cuando explote la burbuja ignorante es que lluevan albóndigas de pizza, porque si me pego por algo, prefiero que sea por la la pizza antes que por intentar convencer a unos borregos despreocupados de cómo ser humanos del siglo XXI.