lunes, 25 de noviembre de 2013

Hombres poco recomendables: el periodista de tendencias


Ya lo cantaba Julito: me gustan las mujeres, me gusta el vino, y si tengo que olvidarlas, bebo y olvido. Con unas líneas tan inocentes nacía uno de los perfiles más horteras del periodismo actual: el que se dice amante de la gastronomía, los cocktails, las mujeres, los viajes y los Armani. En otras palabras: el periodista de tendencias. Entre los pensamientos del tipo "soy un truhán, soy un señor", el espécimen joie de vivre se define a sí mismo por sus intereses, aparentemente elegantes, mediterráneos, a la moda y moralmente superiores, aderezados con una camisa ibicenca desabrochada y una porción minúscula de comida que aparecerá en Instagram bajo un término italiano. 

Un buen ejemplo de la prosa de este tipo de depredador es esta serie de artículos sobre mujeres poco recomendables llena de referencias despectivas, citas de Clint Eastwood, frases hechas en latín, desprecios a las comedias románticas y metáforas sobre princesas que deben ser rescatadas. ¿Lo peor de todo esto? El periodista de estilos de vida ha visto Cuando Harry encontró a Sally, Juno, El diario de Noa Tienes un e-mail una media de diez veces más que cualquier cliché que habita en sus textos. El periodista de estilos de vida aspira a ser como Ryan Gosling en Crazy, Stupid, Love, y así consta en sus redes sociales, pero su cama solo la calienta su perro.


Ellos enseñan "actitud" a otros hedonistas a través de lo que ellos llaman tendencias. Se consideran profesores de autoestima y buenas maneras. Sudan glamour y viajan a países impronunciables, pero son de Cuenca. Gustan de la expresión "tipo infame" y crean y recitan sus propios mandamientos. Publican consejos para situaciones en las que las licenciaturas no especializan, como ligar en discotecas o cómo atarse el nudo de la corbata de tal forma que puedas escribir en GQ, Revista Don, Hombres de Bien y Condé Nast simultáneamente. Compran Monocle, pero no la leen. 

Los periodistas masculinos de tendencias de los medios más conocidos son los nuevos "cuñaos" ridículos.

He utilizado su forma de escribir para describirlos y ahora necesito ducharme.

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