jueves, 13 de septiembre de 2012

Sexo, mentiras y rubias explosivas

...porque las cintas de vídeo son muy 90s.

Madurez. Catherine suelta esa bomba en los primeros minutos de juego e iremos recogiendo los pedacitos de nuestras experiencias pasadas por el camino. Nuestros personajes están estructurados sobre características base; enseguida veremos que Catherine es la amante inocente y manipulable, Vincent es esa persona cobarde y pasiva que evita conflictos y se deja llevar por el incognoscible cauce de la vida,  y Katherine es nuestra novia formal, crítica y gruñona. En un triángulo amoroso como este, lo primero que hay que dilucidar es que en ningún momento se nos ofrece la opción de no serle infiel a Katherine. No nos cuestionamos si engañar a alguien está mal o no, sino que se nos impone esta desagradable situación y deberemos construir los cimientos de una nueva vida tras ese engaño. Si una acción está mal, está mal; no existe más o menos mal en las leyes morales. A veces, en las relaciones no hay gradaciones, sino una clara división entre blanco y negro, como las preguntas que nos lanza la misteriosa voz que nos guía de prueba en prueba (¿Te consideras un obseso sexual? ¿Es mejor mentir o que te mientan?). Si llegada una parte del juego nos resulta difícil tirar de una u otra cuerda o nos sentimos tan incómodos que pausamos cuando alguien se acerca, es que Atlus lo ha hecho muy bien. En Catherine hablamos de relaciones, decisiones y sus consecuencias. De ser sinceros con el juego y con nosotros mismos, de reflexionar sobre cuestiones universalmente importantes y aceptar las consecuencias de nuestros actos. Ahora que el daño está hecho, ¿qué quieres hacer?



You're running around, I can't stand it
You're fooling around with my heart

Además de un bonito envoltorio, este título es tan profundo como las fases REM que relata y tiene una curva de dificultad bastante pronunciada. Si te hace romper un mando, es bueno. Como ejemplo de narrativa adulta, Catherine juega con nuestras experiencias personales y somos nosotros quienes abrimos uno u otro camino en la historia, recordando a aquel novio que nos dejó y con el que cometimos tantos errores o las veces que le hemos roto el corazón a otra persona. En primer lugar, nuestra perspectiva como jugadores no es la de la novia engañada o la amante despechada, sino que la visión que se nos ofrece es la de un hombre que acaba de engañar a su novia de toda la vida con una rubia explosiva de apariencia inocente. C llega a nuestra vida como una tentación en sí misma: la mujer de nuestros sueños, la manzana de la gran historia de ficción que es Adán y Eva. O, mejor, la serpiente.

El cerebro humano no posee ningún código que indique qué camino elegir ante una situación determinada. Tu elección puede ser preocuparte por las repercusiones de ese adulterio, pero también podría importarte una mierda y, aunque yo quisiera patearte las pelotas, estarías en tu derecho. Lo que plantea Catherine es el grado de compromiso que somos capaces de alcanzar con una persona y si ésta nos importa o no tanto como para tirar ese tiempo por la borda o hacer lo posible por mantener la relación a flote. Nuestras pesadillas están llenas de puzzles que seguimos superando cada noche por miedo a que el enemigo nos alcance, pero el juego presenta a nuestros enemigos (compromiso, soledad, inseguridad, nosotros mismos) como referencias gráficas de nuestra relación con Katherine (ella misma vestida de novia o bebés que nos atacan y llaman "daddy").

En uno de los últimos puzzles, Vincent es perseguido por su propia sombra. Al fin y al cabo, es con nosotros mismos con quien debemos lidiar en los asuntos emocionales. Con nosotros, nuestro egoísmo, nuestras decisiones y prioridades. Catherine relata el paso emocional de la veintena a la treintena y tacha a los hombres de ser los principales culpables del miedo al compromiso en las relaciones. Plasmados como unos borregos cornudos, egoístas y cobardes, los directores de orquesta de estas pruebas consideran al género masculino como el género maldito, y esta premisa sería interesante si fuera cierta. Como si nosotras no pudiéramos ser unas hijas de puta, estaréis pensando. Nosotras somos más hijas de puta. Tanto que, en ese infierno lleno de hombres-carnero, somos las damas que mueven los hilos. Catherine (con cualquier otro nombre y cualquier otra apariencia) es un súcubo enviado (por tu barman, que es Satanás, por cierto) a las vidas de los hombres que no aceptan el compromiso para destruir esa relación "sin futuro". Imagínate: una noche llegas al bar, conoces a un súcubo en forma de rubia con coletas vestida con lencería que te hace dudar de si quieres seguir con tu novia y PUM, te la han liado parda desde el infierno y tú sin enterarte. Sabes que K es lo más importante, sabes que la quieres en tu vida y que no quieres perderla, pero te das cuenta tarde. Amigo, estás perdido.



The laws of man don't apply
When blood gets in a woman's eye

El miedo -o pavor- al rechazo, a la incomprensión, a la pérdida o al cambio, gobiernan nuestras leyes morales por encima de cualquier sentimiento sincero. A nuestro Vincent se le presentan una serie de pruebas creadas por la cúpula de poder del infierno y, aunque las supera, la decisión final es nuestra. Sé que, al igual que hacía Leigh Alexander, elegir a Catherine por encima de Katherine en esa batalla final contra nuestros sentimientos es la decisión más egoísta e inmoral de todas las que nos propone el juego, pero...cariño, amor, cielo, guapo: ¿tienen que venir una serie de deidades de valores arcaicos para que te des cuenta de que soy importante? 

Más allá de todo lo que me fascina el concepto de súcubo y el cometido de Catherine en la trama, sé que eligiéndola a ella, Vincent será castigado por ello y Katherine dejará de sufrir. Me parece justo. Llegué a esta conclusión tras darle vueltas como si mi vida dependiera de ella, y es que si hay algo con lo que no estoy de acuerdo en este juego es con la situación fantástica que se nos propone para "perdonar" a Vincent. "Ella no es real, así que no he engañado a Katherine." Esa manera de restarle importancia a la gravedad de la situación e intentar conseguir nuestra simpatía llega unas cuantas horas jugables tarde.

Al igual que hay elementos que funcionan muy bien, como la torre y el paralelismo con Rapunzel, los mundos oníricos o la sexualidad latente, el elemento fantástico planteado para la absolución de Vincent, no lo hace. Como ser humano con muchas comedias románticas a la espalda, podría caber en mí una pequeña, mínima, ínfima esperanza de que nuestro macho alfa se abriera camino hasta el corazón de K con coraje, paciencia y perseverancia. Como mujer -malvada, rencorosa por naturaleza y con una zona de mi infancia dedicada a la serie B-, haría mermelada con las entrañas de un tipo como Vincent. Además, seguro que es bajito.

El sistema de valores de Catherine tiene tanta importancia en el juego como en la vida real. Es refrescante y todo un acierto narrativo-poético que, por una vez, no tengamos que salvar el mundo precisamente, sino algo mucho más exigente y complejo: nuestra estabilidad emocional.
You were covered in desire, in temptation, which cast you down here. Lies, deceit, betrayal... Ah, it's terrible. This is a place where sinners are tried, haven't you heard of it? This judgment will have a positive impact on the future of humanity. This city is filled with traitors. I ordered him to bring here the lowest of the low, like you, here.

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