Cosquijazz

...o una panorámica superficial del jazz actual, de esas que te rozan levemente.

Dejando atrás la escena avant-garde neoyorkina o el jazz fusión de Rothenberg, aparece algo llamado post-jazz, que enmarca a las big bands, el free jazz de este último siglo y la corriente electrónica. El revival de las big bands dio nombres tan importantes como Maria Schneider o Albert Ayler e influenció a grandes como Frank Zappa (más de R&B, pero con un estilo jazzero barroco muy característico).

El siglo XXI está lleno de eclecticismo. Eyvind Kang introducía rock, jazz y música clásica en sus composiciones, en las que, por cierto, colabora asiduamente Mike Patton (Faith No More, Mr. Bungle, "Wolfmother son una mierda").

Jason Lindner, David Ware o Craig Harris también se unían al panorama de los primeros años del siglo XXI, aunque de una forma más clásica o formal:

Y como la electrónica se lleva y se ha introducido en todos los géneros actuales, el acid jazz y el drum'n'bass no se quedan sin su principal influencia jazzera. Los improvisadores que surgen con el jazz electrónico recogen influencias del techno, el hip hop y el dance más contemporáneos. Del jazz rap no hablo, porque no me gusta y Kanye West, Hocus Pocus o Madlib me sabrán perdonar.

Bases de breakbeat, swing y electro-house combinadas con algo más ambient y downtempo son la potencia de una de las joyas del panorama actual del jazz, Parov Stelar. También es verdad que este tema me puede fascinar por el título gatuno, ¿no?, que yo soy muy así.

Estáis pensando que soy una electroperra, sin ser yo nada de eso.

Hay una nueva generación de mujeres que se impregna de esa elegancia que desprendían Sara Vaughan, Ella Fitzgerald o lo amargo de Billie Holiday, a pesar de que algún patrón genético ha tenido que romperse para que ya no existan personalidades musicales así. Stacey Kent, Jane Monheit, Silije Nergaard o Dee Dee Bridgewater, llamadas a recoger el testigo de las grandes, cosa que no sucederá, porque los estilos de moda se alejan del gusto por el jazz clásico, a pesar de que se nos caigan a todos las bragas cuando aparece una Amy Winehouse con su séquito de Duffys.

Por otro lado, si somos un poco menos exquisitos, también vemos influencias en los beats de Portishead, con samples de jazz y el trip hop áspero de la primera etapa de Massive Attack. Esto de aquí es un remix de un tema de UNKLE que resume un poco la nueva mezcla de estilos.



Trunks, un mix estupendo de post-rock y jazz.



Dale Cooper Quartet & the Dictaphones, con jazz, dark ambient, drone y dub.



Próximamente: por qué adoro a Amy Winehouse sin ser una moderna adoracadáveres, cómo llegar al éxtasis viendo cosas de Lynch, a cuántos niveles lo petaba Caravaggio y lo que mola Catwoman.

¡Qué bien poder follarme a mi blog como quiero!